Benatae


Historia de Benatae
Desconocemos cuándo se produjo la primera ocupación de lo que hoy es el término de Benatae, aunque no hay que descartar que ya desde fases muy antiguas de la Edad de la Piedra hubiera existido poblamiento.
La cueva del Águila en el Cortijo de los Lagartos situada casi a mil metros de altura sobre el nivel del mar y en la margen sureste de la Sierra de Iruña, sobre el río Guadalimar, podría ser este tipo inicial de ocupación ya que según Juan P. Bellón de allí proceden algunos microlitos, pequeñas piezas de sílex que son frecuentes en la etapa Mesolítica y que en la zona se han documentado en la Cueva del Nacimiento de Santiago-Pontones. Aunque el hallazgo no es definitivo por el momento para demostrar la existencia de esta etapa en la zona, la cueva no debió ser el único tipo de ocupación ya que en plena etapa paleolítica se conocen hoy asentamientos al aire libre de cabañas en otras zonas.
Las prospecciones realizadas por López Rozas, Crespo y Zafra en 1991 sí han confirmado una densa ocupación para la edad del Bronce. Así cabe enten­ der los casos de la Hortizuela Alta, el Cerro del Pino, o el Cortijo del Sacado a los que se unen el Cerro de los Castellones y seguramente el Cortijo de las Molatas, que ha incorporado posteriormente Juan P. Bellón. Se trata de sitios inferiores a la hectárea y media y dispuestos a ambos lados del recorrido del río Guadalimar a una altura media entre setecientos y ochocientos metros, es decir relativamente elevados respecto a la base del río. De ellos la Hortizuela Alta, el Cerro del Pino y el cerro de los Castellones presentan trazas de fortificación lo que nos indicaría que el valle del Guadalimar estaría no sólo muy ocupado en este momento del II milenio antes de Cristo sino que también estaría muy bien defendido de incursiones de otras poblaciones.
Coincidiendo con el paso del II milenio al I antes de Cristo volvemos a perder información sobre la zona. Ni siquiera durante la etapa ibérica contamos con restos que pudieran confirmar la existencia de algún centro que hubiera aglutinado la población anterior. Sólo al final de la etapa Ibérica el Cerro del Castillo del Cortijo de las Fuentes estudiado por Juan P. Bellón, ha permitido observar la existencia de cerámica ibérica y de los periodos de contacto con el mundo romano como lo demuestra el hallazgo junto a ella de cerámica campaniense, característica cerámica de color rojo: sigillata romana. El sitio que pudo alcanzar hasta dos hectáreas y que da muestras de haber estado fortificado se dispuso también en la ladera sureste de la Sierra de Iruña, si bien en una meseta a mitad de ladera. Seguramente como ocurrió en otras zonas del valle Alto del río Guadalquivir este núcleo pudo ser el punto de partida de una nueva serie de factorías agrarias que a partir del siglo I se extendieron a uno y otro lado del río Guadalimar y cuya información de nuevo nos viene dada por J. P Bellón. Se trata de las llamadas villae romanas de Cabeza Pelada en el Cortijo de la Viña, de la Huerta Vieja, de la villa de las Viudas o del sitio localizado a menos de un kilómetro del mismo pueblo de Benatae. Seguramente se trataba de casas familiares de labor que como función principal cultivaban las tierras próximas al lecho del río, de hecho aunque siguen un patrón de poblamiento parecido a la primera ocupación masiva de la Edad del Bronce, sin embargo se sitúan, salvo en algún caso, en posiciones más bajas que aquellas primando el factor productivo sobre el estratégico y defensivo.
En esta expansión de la etapa romana desconocemos si el cerro del Castillo llego a ser el centro aglutinador durante el desarrollo de esta expansión o sólo fue en su etapa final un centro agrícola más. Si fue un lugar de supe­ rior categoría seria seguramente un vícus, es decir una aldea, en la que se desarrollarían ciertas funciones administrativas.
Lamentablemente desconocemos el lugar exacto del hallazgo de un documento epigráfico funerario dedicado a dos esclavos públicos de gran edad, Maternus de 70 años y Paternus de 96, el último de los cuales era Dispensator, que según González Román y Mangas era un funcionario del fisco encargado de los pagos y que podía encontrarse entre los responsables de la gestión del dominio de una ciudad o de un particular.
Fiestas de Benatae

 
La fiesta mayor de Benatae es la de San Ginés de la Jara (25 de agosto), tenido por la fe popular como el santo protector que curaba milagrosamente a los herniados. Tradicionales de estos festejos, que duran varias jornadas, del 22 al 25 de agosto, hasta culminar en el día del Patrón, son los encierros de vacas, las cuales son corridas por las calles del pueblo, costumbre ésta arraigada entre los naberos desde la Edad Media, cuando ya se da noticia de ella, y donde las reses eran traídas desde Orcera hasta la ya desaparecida ermita de San Ginés de la Jara, situada a la misma entrada de Benatae, y presididas por el estandarte de la Hermandad que corría delante de ellas.

Las vaquillas son finalmente sacrificadas y con su carne se preparará una caldereta que es repartida entre todos los asistentes. En el pasado era costumbre rifar la carne hecha lotes entre los vecinos.
Otra celebración festiva arraigada en las costumbres de Benatae es la de San Marcos (25 de abril), fiesta local del municipio, donde se consumen los tradicionales hornazos y se suele ir al campo a "espantar el diablo". Los naberos pasan ese día junto al paraje conocido popularmente como "fuentemarcos" (la fuente de San Marcos), acudiéndose también a la fuente de San Miguel.
El gremio de los agricultores celebra a su patrón San Isidro tomando una cuerva en hermandad, bebida ésta tradicional de la zona, consistente en vino mezclado con agua, azúcar y frutas, y cuya realización supone todo un rito.
Se suelen hacer luminarias, hogueras de romero, que se encuadran dentro del ciclo agrícola, en la víspera de algunas celebraciones como son el caso de San Antón, la Candelaria y San Blas, y también para festejar Santa Lucía, La Inmaculada, Año Nuevo y El Nacimiento.
Una de las tradiciones festivas, no por tener sus orígenes recientes menos interesantes, son los populares festejos del "Perdigón", iniciados en 1981 cuando un grupo de jóvenes naberos marcharon el primer domingo de agosto, en la actualidad se celebra el segundo domingo, a comprar las reses que habrían de ser corridas el día de San Ginés de la Jara. En la finca donde acudieron a por las vaquillas había abundantes perdigones, y no es de extrañar que estando en el campo, con juventud y ganas de diversión no se diera cuenta pitancera de algún pollo de perdiz, circunstancia ésta que unida a la de estar cerrada la veda, hizo que la Guardia Civil vigilara especialmente al grupo de mozos y al de perdigones cuando en años sucesivos acudieron a la dehesa a por los toros. La realidad es que este grupo de jóvenes, const tuidos en peña, hicieron del hecho de ir a por las reses que han de ser corridas por San Ginés toda una fiesta que comienza el jueves anterior al segundo domingo de agosto, cuando muchos naberos se desplazan hasta las dehesas del Condado, donde abundan los perdigones, a recoger las reses compradas. El camino de ida y de vuelta se hace entre canciones y vino cruzando las tierras de los pueblos vecinos. Una vez que las vaquillas llegan a Benatae, se las hace correr por sus empinadas calles durante el viernes y el sábado. Una de las reses será sacrificada y convenientemente guisada será comida por todos los presentes en un ambiente campero y festivo.
Recetas Naveras


AJO-ATAO
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS:
1 kg. de patatas,
Sal
¼ de litro de aceite de oliva.
El zumo de medio limón .
Un huevo .
4 dientes de ajo.
MODO DE HACERLO:



Se coge un recipiente hondo,se cuecen las patatas,y un vez cocidas ,se van pasando por el pasapuré, una vez que se han pasado las patatas,se echan las patatas en el recipiente,en un mortero se pican los ajos y se le echa una poca de agua para que no salga muy duro,se coge un huevo y se casca, se echa el aceite,el limón ,todo al recipiente y con la mano del mortero se le va dando vueltas siempre en el mismo sentido, hay que procurar que no salga muy duro e ir probando el ajo-atao para que salga a gusto del consumidor ( añadir alguno de los condimentos si fuera necesario ).
Se puede acompañar de cordero de la sierra.

Realizado por Álvaro Tauste

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